miércoles, 25 de noviembre de 2009

Lumen Gentium II: El Pueblo de Dios.


Carácter Misionero de la Iglesia (LG 17)


Como el Padre envió al Hijo, así el Hijo envió a los Apóstoles (cf. Jn., 20, 21), diciendo: "Id y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Yo estaré con vosotros siempre hasta la consumación del mundo" (Mt., 28, 18-20). Este solemne mandato de Cristo, de anunciar la verdad salvadora, la Iglesia lo heredó de los Apóstoles con la misión de llevarla hasta los confines de la tierra (cf. Hech., 1, 8). De aquí que haga suyas las palabras del Apóstol: "¡Ay de mí si no evangelizara!" (1 Cor., 9, 10), y por eso se preocupa incansablemente de enviar evangelizadores hasta que queden plenamente establecidas nuevas Iglesias y éstas continúen la obra evangelizadora ... Sobre todos los discípulos de Cristo pesa la obligación de propagar la fe según su propia posibilidad.
Comunidad de Requínoa.

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